domingo, 14 de octubre de 2007

Silent Hill o la alquimia de la atmósfera


Esta tarde fui a ver la tan aclamada El Orfanato. A los pocos minutos estaba deseando compartir mis impresiones con los compañeros galateos. Resumiré diciendo que encontraba una perfecta caligrafía cinematográfica al servicio de una superproducción impersonal, formularia.
Y al rato me di cuenta de realmente me apetecía más hablaros de Silent Hill, la película que, fotograma a fotograma, veía evocada y trivializada en la cinta de Juan Antonio Bayona.
No he querido que me traicione la memoria, así que os ofrezco, tal cual las escribí, mis impresiones sobre Silent Hill, anotadas entonces, pocas horas después de salir del cine.

En mi primera adolescencia las películas que más me gustaban eran de género terrorífico, quizás debido a que en este tipo de obras encontraba una intensidad especial. Con los años, en mi memoria se entremezclan la funeraria de Phantasma con las taciturnas calles de Roma de Rojo Oscuro; el extraño vecindario de La semilla del diablo con el dormitorio de El exorcista, hasta formar todo parte de una misma cosa, una misma emoción.
En esos años mi desinterés por los argumentos era casi total; “para contar historias están las abuelas”, decía un amigo con el que entonces compartía pasiones cinéfilas. Pensábamos que el cine de terror, precisamente por no acusar el sometimiento a la lógica que se exige a otro tipo de ficciones, podía –debía- arriesgarse a ir un paso más allá y saltar de lo incoherente a lo surreal. Los últimos años nos han traído multitud de cintas de ambiente estudiantil y poco inspirados remakes de clásicos del género; se echaba en falta una cinta que se adentrara sin titubeos en el mundo de lo imaginario, con sentido del riesgo y sentido del delirio, y todo esto es lo que he encontrado en Silent Hill.
Christophe Gans (El pacto de los lobos) ha vuelto a poner su creatividad visual al servicio de un salto en el vacío, una pirueta metafísica en la que reduce el discurso cinematográfico a sus más primarios elementos: para crear tensión sólo hace falta un denso tratamiento de la imagen y un habilidoso empleo del sonido ambiente y la música, de tinte minimalista –un cruce entre Philip Glass y John Carpenter-.
No faltan los puristas que ponen el grito en el cielo ante la aparición de nuevas formas de ocio: los más reaccionarios intentan proteger al cine de otras formas de expresión como la publicidad y el vídeo-clip. Otros condenan a los videojuegos social y estéticamente. Por el contrario, Gans se sirve de un popular videojuego, del que adapta la trama y la estructura, y lo adereza con las más sofisticadas formas de vídeo-creación para tejer una historia densa, compuesta por jirones de pesadillas. El resultado es una alucinada incursión en la fantasía más siniestra ejecutada con delicadeza e inventiva.
Como suele suceder con muchas de las grandes películas, ni siquiera se nos plantea una trama original o sorprendente; lo importante es afrontar la narración fingiendo ingenuidad, a la espera que la mano de prestidigitador nos siga hechizando. Una niña se encuentra gravemente trastornada, y en medio de sus delirios nocturnos no para de citar la localidad de “Silent Hill”, un pueblo fantasma perdido en los mapas. Siguiendo la lógica extraña que da forma a las películas de terror, su madre decidirá llevarla a ese pueblo antes que ponerla en manos de médicos.
El pueblo se nos mostrará en brumas, en medio de una lluvia continua de pavesas, como un espacio anacrónico anclado en un pasado indefinido. Y sus misteriosas pobladoras resultarán estar sometidas a un puritanismo propio del pasado medieval. El problema que encuentro a la cinta es que su realizador, rehuyendo el malditismo y buscando a las más amplias audiencias, acaba por sobre-explicar todos esos misterios que nos resultan más bellos cuando se mantienen velados, y en la parte final del metraje recurre a tediosas –fastidiosas- justificaciones a una trama que no las necesita.
Con todo, queda como gran acierto el soberbio diseño de producción, de tonos apagados, y la dirección artística, centrada como pocas veces en torno a un leit motiv inequívoco. Y casi me atrevo a afirmar que junto con ese bizarro Dunwich de Miedo en la ciudad de los muertos vivientes, junto con los encapotados cielos de El Más Allá (Kwaidan), junto con las misteriosas callejuelas de Operazione Paura, mi memoria cinéfila retendrá este “Silent Hill”. La emoción del miedo concentrada en un lugar mil y una veces visto, y que por esa misma razón mantiene su fuerza.

8 comentarios:

jerobibo dijo...

bueno panadero, ahora tendré que verla, mi única referencia del tema es el viedojuego, Silent Hill, el primero, el de la play, con el pasé buenas jornadas jugando a oscuras en el depsacho de mi antigua casa y con el que en algunos momentos, quizá por el ambiente que me rodeaba y por el claustrofóbico decorado de la aventiura gráfica, llegué hasta a a pasar miedo.
así, aunque no suelo ver pelis que se apoyan previamente en un videojuego (recuerdo aún un tomb raider y un residente evil, más malos que la ricina) la veré.

sobre el orfanato (no la he visto) pero quiero decir una cosa, el otro día pablo motos, que eun poco cabroncete dijo:
una peli que se desarrolla en una casa, con unos niños inquietantes y con sucesos extraños.....
y yo, brillantemente die al momento:
¡los otros!
van por ahí los tiros hermano panadero?
espero tu respuesta para ir o no a verla

Biedma dijo...

El año pasado, con el estreno aún reciente de Silent Hill, preparábamos el hermano Davidalonso y yo una propuesta para Filmax, y, como nos cuenta Davidpanadero, la atmósfera de lo visto era tan espesa y la imaginería tan cortante, que apenas podía evitar que se me colara en lo que estaba escribiendo. Eso sí, la coartada esotérica final de los hechos, indigna de tamaña empresa.

Con permiso del amigo de Panadero, por mucho que disfrutemos de climas y recursos visuales, las abuelas y yo exigimos una buena historia.

Panadero dijo...

Jerobibo,
no creo que sean demasiado parecidas El orfanato y Los Otros, principalmente se asemejan en el academicismo, en querer parecer películas de otra época.
También se parecen en que beben de las mismas fuentes, de Jack Clayton, Robert Mulligan y cosas así...
Oye, que El orfanato no es mala. Cosa distinta es que la haya visto sin entusiasmo.

Fernando Cámara dijo...

Culteranistas contra Conceptistas, ambientales lovecraftianos contra trameros hitchcokianos, formas contra contenidos, siempre las mismas guerras. Y yo, amigo Panadero, me temo que me uno al club de las ancianas donde ya se ha instalado Biedma. Y es que es muy difícil que me entretengan a base de nieblas y silencios, de musgos que reptan tan lentamente hacia nuestros zapatos que acabamos por pisarlos antes de advertirlos. Aun así, un poco de humedad y ecos no le hacen daño a una buena historia. ¿Verdad, erdad, rdad, dad, ad, d...?

Francis P. dijo...

Muchachos... Yo fui un completo fanático del videojuego y creo que, en general, la película captaba bastante bien esa atmósfera enfermiza y agobiante. Pero...

Pero "Silent Hill" me pareció una de esas típicas películas en las que, por no sé bien qué razón, todo va degenerando. Mientras los guionistas mantienen el misterio de lo que lo realmente sucede, funciona a la perfección, pero en el preciso instante en el que empiezan a volver los naipes, la cosa se va descuajeringando por todas partes.

Los últimos veinticinco minutos de la película me parecieron deleznables. Un monumento épico a la deconstrucción y aplastamiento de todo lo que se había puesto en pié durante la hora y media precedente.

Esa historia no murió. A esa historia -pobrecita mía- la asesinaron.

Con todo, y siendo acérrimo enemigo de las pelis basadas en videojuegos (porque casi nunca funcionan), viendo bodrios como "Alone in the Dark" uno no puede dejar de agradecer que con "Silent Hill" al menos intentaran hacer algo digno.

Dv dijo...

f vs. f
Fondo contra forma, esa es la polémica que estáis planteando, ¿no?
Sobre "El orfanato" poco puedo decir, la verdad, porque no la he visto. Dos veces lo intenté en Sitges, hace unos días, y dos veces que no pudo ser.

Con respecto a "Silent Hill", además de comentar que además de que casi me parece mejor el texto de Panadero que la propia película, puedo decir que a mi sí me gustó. Estando totalmente deacuerdo con que al final el guión se pierde bastante; pero me gustó.
Debe ser que yo soy muy raro, porque también es verdad que me gustó "Resident Evil" -no sólo Milla Jovovich-. A lo mejor es porque nunca he jugado a los videojuegos que inspiran las películas. Sólo veo las películas.

Supongo que, en este famoso asunto de f vs. f, a todos nos gustaría encontrar la historia sublime contada mediante un lenguaje una imagen y un sonido únicos. Pero, claro, todo este asunto es ¡tan subjetivo! ¡Afortunadamente! ¿Quién puede decir qué es una historia sublime bajo una forma cautivadora? Incluso cuando compartimos gustos y códigos comunes nos encontramos, en muchas ocasiones, con lo que creemos que es la "antiforma" y que a otro enamora; con lo que nos engancha y a otro le aburre soberanamente...
Por otro lado, en este debate se le suele criticar mucho al cine, porque en el cine la forma tiene mucho peso. Muchas veces no nos damos cuenta de que hay otras muchas obras de otros lenguajes, obras que han sido sublimadas, y que son presa de estas mismas trampas. Al final, qué es "Rayuela", por ejemplo, sino puro juego de forma.

Por cierto, que no haya visto "El orfanato" no significa que no crea que, seguramente, será estupenda.

jerobibo dijo...

oye que ya he visto trastorno


buen guión, pocos personajes, como dice paco, se nota que el hermano fernando se sabe lo que hace

como decíais en el post es cierto que tiene ciertas reminiscencias a mujer blanca... y la mano del tío raimundo....
pero es otra cosa

especialmente me ha llamado la atención la chica pirada ésta, creo que es ingrid rubio, joder, clava el papel de loca con esas caras, buff,
a lo mejor es mérito del director, que está bien dirigida, aunque no creo jajajaj
, no no, muy bien

najwa está muy dulce, no sé si es así o que tb borda su papel

lo pasé bien viéndola hermanos, la banda sonora, sobre todo al prpio. me gustó mucho, luego ya no la recuerdo

Fernando Cámara dijo...

Gracias Jero. Siempre he visto sus peores defectos en la acumulación de tópicos. También es verdad que nació como un encargo para recuperar el espíritu de los thrillers de los ochenta, así que... a eso me apunté y eso es lo que hay. Sigo pensando que era mejor el final que les propuse: Ingrid Rubio es igualmente defenestrada, pero en vez de caer al suelo desde la altura, asciende a los cielos a toda velocidad y su cuerpo se pierde en la estratosfera. Tendríais que ver la cara del productor cuando se lo propuse. Creo que todavía no lo ha entendido. El caso es que sería una película mucho más notable con ese cierre seco, absurdo, imposible dentro de un relato tan correcto. Ya sé que los espectadores se sentirían estafados pero recordarían ese final discordante toda su vida. Incluso puede que algunos me visitaran a casa para partirme la cara. O puede que... qué se yo, aún sigo trastornado.