lunes, 1 de octubre de 2007

Llenándolas de palabras


Sea como fuere, son páginas, páginas en blanco. Y las páginas en blanco -ésta es una de las pocas cosas que estoy aprendiendo de este oficio de escritor en el que no haré carrera-, y las páginas en blanco, sí, hay que asesinarlas, llenándolas de palabras.



Carlos Pérez Merinero

La niña que hacía llorar a la gente

4 comentarios:

Dv dijo...

Gracias David,
Por entradas como esta merece la pena gestionar un blog.

Muchas más así.
Thanks.

Fernando Cámara dijo...

Joder, Bakerson, el amigo Merinero parece a punto de irse de misiones. Como siga así se le va a anudar la pluma con la barba. Aun así, un hurra por el Padre Merinero, que anima a manchar papeles. ¡Y nosotros con el puto ordenador!

Biedma dijo...

Decía Cortázar que para ser un genio hay que creerse un genio y acertar.
Merinero no sólo parece un maestro, sino que lo es.

Francis P. dijo...

Voy a disentir de todos vosotros. Esta me parece la típica retórica pedante que uno ejecuta para que los chavales de secundaria le pongan en la carpeta.

¿Me he "pasao"? Vale. Pues soy un pedazo de iconoclasta cabrón e insensible.

Y mira que me fastidia decir esto de Merinero, con cuyas novelas de chulos, putas y canallas me lo he pasado pipa. Se nos hace viejo, supongo.