lunes, 29 de octubre de 2007

Normalización de la anormalidad

Más que el acto del cenutrio anormal este que agredió a la chiquilla en el metro de Barcelona (porque, visto lo visto tras sus gloriosas apariciones televisivas queda claro que es un cenutrio anormal cuyos amigos son una panda de cenutrios tan anormales como él) me preocupa mucho más el hecho de que todos los tertulianos y editorialistas a los que he podido leer han calificado esta barbarie de "hecho poco común"; "situación no significativa"; "cuestión minoritaria"... Me preocupa porque es bien sabido que los tontos carecen de opinión propia, y que cuando un tonto se atreve a ir tan lejos es porque antes ha sido envenenado por otros más listos y durante mucho tiempo.

Mal vamos cuando no empezamos por asumir la mayor del silogismo; que en este país el racismo y la xenofobia son realidades crecientes, palpables y obvias, y que el rollo de "España como país hospitalario y cosmopolita" no es más que eso: un puto rollo mediático que no se corresponde en ningún caso con la realidad. Cada día es más fácil encontrarse con el tipo que comienza sus sentencias y aforismos con aquello de "que conste que yo no soy racista, pero...". Y cada día observo -observamos- con mayor estupor que todos los que escuchan el discurso asumen lo que va tras el "pero" sin pestañear. Incluídos los cenutrios. De hecho, a estos les encanta esa clase de discurso en la misma medida que les refuerza en sus idearios podridos.

Hermanos: Como no nos tomemos en serio estas evidencias de que algo no marcha bien en la cosmovisión de muchos, creo que muy pronto los imitadores del cenutrio proliferarán como setas... Porque el caldo de cultivo ya está ahí. Crece. Suma.

No podemos ser tolerantes con quienes no toleran, ni podemos mirar hacia otro lado cuando no nos gustan los "peros". Eso es lo que estamos haciendo y, queridos míos, ahí comienza la normalización de estas anormalidades. En "Historia de un alemán", un excelente libro autobiográfico de Sebastian Haffner, este buen hombre narra en primera persona cómo se vivió en su país el ascenso del nazismo. Cómo empezaron con sus tácticas intimidatorias y mafiosas. Cómo la gente callaba ante sus brutalidades extemporáneas y trataba de convencerse de que "eran una minoría"... Cómo, a la vuelta de un par de años, sin que nadie se diera apenas cuenta, se hicieron con el control de la situación y sus barbaries, amenazas, brutalidades y salvajadas dejaron de ser algo "extraño" para convertirse en la norma. En el pan de cada día. Pero claro, cuando ésto sucedió ya no se podía hacer absolutamente nada para evitarlo.
Precisamente por esto, determinados personajes que pululan por las sombras de la sociedad -Panadero y yo conocemos a alguno de ellos, ¿eh?- deben ser contemplados con el debido respeto y tratados con la debida contundencia... Al final, por muy simpáticas que nos resulten sus animaladas, no dejan de ser animales. Y quien cría cuervos, se queda sin ojos más tarde o más temprano. Comprendamos el suceso, pero no lo justifiquemos. Entendamos qué sucede, pero no nos engañemos: Cuando los burros se hacen dueños de la calle, de la prensa, de los despachos y se atreven a hacer -o decir- burradas a su antojo es porque cada casa está repleta de borriquería. Hoy este chulo gilipollas le revienta la cara a una chiquilla en el metro de Barcelona (y no pasa nada). Mañana vienen los Le Pen, los Haider, los Pinochet, los Videla, los Milosevic... Pasado mañana se abren los campos de exterminio.
Primero ladran unos cuantos, luego se lanzan a morder, y al final no hay más que perros.
Tolerancia cero, Hermanos.

5 comentarios:

El maldito escritor (que no el escritor maldito) dijo...

"Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista.

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata.

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, porque yo no era sindicalista.

Cuando vinieron a buscar a los judíos, no protesté, porque yo no era judío.

Cuando vinieron a buscarme, no quedaba había nadie que pudiese protestar.
"

(Martin Niemöller - 1946)

¿Qué más añadir? Sobran las palabras

Panadero dijo...

Por cierto,
¿alguién escuchó aquello de un tiroteo en el metro de Madrid? Fue la semana pasada.

Francis P. dijo...

¿Tiros? ¿Qué tiros? Telemadrid no cubrió esta noticia, luego no debió pegarlos nadie del PSOE.

Biedma dijo...

Suscribo cada palabra, hermano; de la primera a la última.
¿Sabes, eso sí, que al final no nos uniríamos ni siquiera a este linchamiento, verdad?
Supongo que por eso, ubicarse es tan díficil.

jerobibo dijo...

estoy contigo paco,
por cierto, he terminado tu libro y es cojonudo, yo creo que incluso podría interesar al gran público


es cierto que es difícil ubicarse hermano biedma, o peor, que te ubiquen los demás, que no sé que me da más miedo, el otro día, abro el blog con un artíuclo sobre el jeta de al gore que cada día es un poco más millonario a costa del planeta y a los ¡30 segundos! ya me había entrado un troll que me calificaba de ¡negacionista reaccionario!, ya ves a í que llevo años currando en el asunto y que seneño biología, nos ubican hermano, nos ubican,
y ojo, tolerancia cero con estos gusanos, me refiero al agresor del tren, lo que más me indigna es que hay tvs que le están pagando