Las semanas siguientes a la adopción fueron el paraíso.
No sólo por la comida decente, la atenta sirvienta filipina, la habitación abuhardillada equipada con baño propio y todas las maravillas tecnológicas que cupiera imaginar, o la magnífica biblioteca del nuevo instituto para niños bien en que le matricularon. Lo fueron sobre todo por las cálidas atenciones de Mila.
Al principio sólo fue un intempestivo colarse entre las sabanas a mitad de la noche. Luego, cuando la mocita compartió con él las maravillas de aquel libro sobre asesinos en serie escrito por un insignificante y desconocido profesor universitario, el asunto fue a mejor. Cuesta abajo y sin frenos.
Había en sus páginas un enorme cuadro en el que se desglosaba una treintena o más de parafilias con las que ir practicando, y Mila, que quería llevar la voz cantante, decidió que las desarrollarían una a una, por estricto orden alfabético. La chica iba de lista y a él, de momento, le convenía ir de de tonto.
Se habían quedado bloqueados en el braquioproctosigmoidismo.
El rollo anal la volvía loca.
No sólo por la comida decente, la atenta sirvienta filipina, la habitación abuhardillada equipada con baño propio y todas las maravillas tecnológicas que cupiera imaginar, o la magnífica biblioteca del nuevo instituto para niños bien en que le matricularon. Lo fueron sobre todo por las cálidas atenciones de Mila.
Al principio sólo fue un intempestivo colarse entre las sabanas a mitad de la noche. Luego, cuando la mocita compartió con él las maravillas de aquel libro sobre asesinos en serie escrito por un insignificante y desconocido profesor universitario, el asunto fue a mejor. Cuesta abajo y sin frenos.
Había en sus páginas un enorme cuadro en el que se desglosaba una treintena o más de parafilias con las que ir practicando, y Mila, que quería llevar la voz cantante, decidió que las desarrollarían una a una, por estricto orden alfabético. La chica iba de lista y a él, de momento, le convenía ir de de tonto.
Se habían quedado bloqueados en el braquioproctosigmoidismo.
El rollo anal la volvía loca.
Mami, ocupadísima como estaba en tirarle los tejos al profesor de tenis, vivía entre la calentura de la raqueta y la inopia acerca de las Mil y Una Noches que se sucedían en la buhardilla.
4 comentarios:
También podemos hacer en su momento la adaptación al cómic... me encantaría conocer al dibujante que representara un braquioproctosigmoidismo en condiciones.
¡¡Felicidades!!
Cuento los días para la siguiente entrega.
Alguno de estos que hacían el legendario Víbora no tendría problema... Recuerdo a Nazario, el tipo que dibujaba las historietas de Anarcoma. Ese dibujaba la guarrería más guarra que te pudieras imaginar y encima lo hacía bien.
No sé que sería de ese buen hombre...
No te desvelo nada de la siguiente entrega, pero sí te anticipo que el rescatado Tuerto va a tener un papel estelar.
No lo habíamos hablado, pero estaba seguro de que también procedías del Víbora, el Jueves y otros pervertidos parajes por el estilo.
Lo dicho si algún dibujante paranoico quiere unirse al proyecto, nuestras puertas están abiertas.
Eso, eso... que el cómic se mezcle como es debido ¡viva el mestizaje cultural!
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