lunes, 4 de febrero de 2008

Juanito (VI)


El Tuerto no puede creer que al fin haya llegado el momento.

Tras meses de rigurosas observaciones y vigilias tiene una ocasión. Están sólos en el enorme chalet. Sus sueños de venganza van a verse cumplidos y percibe, sólo de pensarlo, una vaharada de placer recorriéndole el abdomen, vacíandole las entrañas, dejando en su interior una oquedad infinita.

Roe la piel del sapo verrugoso que guarda en el bolsillo entretanto se desliza por un ventanuco del sótano. Busca la navaja. Sube por la escalera en penumbra. Espera tras la puerta entornada sin escuchar otra cosa que su respiración ansiosa y desacompasada. Asume que ha llegado el momento y tira del pomo.

Ella le está esperando. Callada y desnuda. Con el hermoso cabello violeta danzando lento sobre los senos. Él se encuentra perplejo, no sabe qué pensar, no sabe qué hacer, no encuentra nada que decir. Su único ojo, deslumbrado, parpadea. La chica le sonríe maliciosa y un atisbo de alarma se pergeña en su mente. Tarde. Nunca fue muy rápido en eso de pensar. Jamás fue rápido absolutamente en nada inteligente. Juanito sale del ángulo muerto sin decir ni pío y le perfora el bueno con el mango de una cucharilla. Se hace de noche. Eclipse total. Está a punto de perder el conocimiento a causa del dolor. Lo perderá, se marcha, lo siente. Como de fondo, lejos, ya en el filo mismo de la consciencia, escucha un estremecedor intercambio de opiniones.

-¿Qué toca? -. Pregunta él.
-Creo que canibalismo -. Contesta ella.

2 comentarios:

Biedma dijo...

Ssssssssssssí.
Hermano, esto va a más. Y anticipo futuras entregas que convertirán a Bonnie and Clyde, comparados con nuestra pareja, en niñatos de tres al cuarto.

Este es el camino.

Rosaura dijo...

Enhorabuena, Paco, te aseguro que ya somos unos cuantos los que contamos los días para el nuevo capítulo de "Juanito". Genial.