viernes, 7 de noviembre de 2008

Cisne Negro

Cuando todavía no se había descubierto Australia, los europeos -que siempre nos hemos creído el puto ombligo de la creación- pensábamos que los cisnes sólo podían ser de color blanco... ¿Por qué? Pues sencillo, porque nunca se había visto ninguno de otro color cualquiera. Empirismo puro y duro. Si no se ven cisnes que no sean blancos, es porque ni los hay, ni los puede haber. Pero se descubrió -como digo- Australia... Y se vio un cisne negro. Y luego dos. Y tres. Y más. Y los empiristas de los cojones se tuvieron que meter la lengua en la cloaca.
La vida misma.
Con el relato de esta peripecia intelectual comienza el libro que me he terminado esta tarde mismo, "El Cisne Negro", de Nassim Nicholas Taleb. Un ensayo, sí. Gordo, en efecto. Pero hermoso donde los haya. Un libro en el que este buen hombre explica con magnífica contundencia que el argumento racional alcanza justo hasta donde alcanza, y que nuestros saberes basados en la experiencia llegan justo hasta donde llegan por más que haya algunos panolis empeñados en que llegan mucho más lejos. En fin. Ya decía Nietzsche -y no le voy a contrariar- que el autor que abusa del superlativo quiere más de lo que puede.
"El Cisne Negro" es un bofetón al intelectual de opereta y al racionalista de cartón. A estos tipos que quieren organizar el mundo en cuadrículas, atrapar la realidad en ecuaciones y que estiman absurdamente que todo puede ser reducido a curvas en un gráfico. ¿Por qué? Pues porque para contrariar cualquier conocimiento tenido por verdad absoluta no hace falta encontrar tantas pruebas en contra como haya a favor, pues basta con una sola evidencia para poner en tela de juicio todo el saber previo. Una sola y ya nada funciona porque la realidad se nos desarma.
Hasta las verdades más verdaderas, por lo que parece, tienen fecha de caducidad. Si no, preguntad a los atribulados economistas.
Este libro de Taleb es un coscorrón a todos esos conocidos pelmazos -todos tenemos uno cerca- que creen que el secreto del éxito en la vida reside en el método, el orden, el rigor y la escrupulosidad existencial. Esos pesaditos que nos venden ese rollo de que todo tiene un orden lógico y asumen -y aconsejan, que es peor- seguir siempre y en todo caso la corriente del sentido común. Un cápón obvio: querido, todo tu método se desmoronará en el preciso instante en el que aparezca en tu vida lo improbable, lo despreciable, eso que nunca pensaste que podría ocurrir; el cisne negro. Por ejemplo: por mucho que la razón te invite a pensar de tal guisa, el hecho de ser el mejor y más eficiente trabajador del planeta no te eximirá de la posibilidad de acabar en el paro. Y luego te fundirás toda la indemnización en la consulta del psicólogo al deprimirte por no ser capaz de asumir un hecho bien simple: que la probabilidad absoluta no existe.
De hecho, y esta es la gracia del libro, quienes triunfan en la vida (los que pegan el campanazo), muy a menudo, no son los rigurosos sino los buscadores de cisnes negros... Esos que, tratando de burlar las estadísticas, levantan las piedras buscando pepitas de oro en los parques públicos pensando, simplemente, que tal vez podrían encontrarse con alguna. Cuando lo consiguen, cuando rompen las barreras impuestas por estos que todo lo miden y lo pesan, se les llama -llamamos- "genios".
Gente, un libro verdaderamente edificante y divertido. La idea no es nueva, claro, pero está muy bien contada
Os invito.

5 comentarios:

El maldito escritor (que no el escritor maldito) dijo...

Ofrezco mis más sinceras disculpas por la descarada intromisión, pero quizá esta información pudiera ser de interés para alguno de los asiduos a este blog.

Abrazos,
Maldito

Biedma dijo...

Paco, hermano, enhorabuena, hacen falta más entradas, más ideas como ésta, que al fin y al cabo son las que algunos zumbados llevamos años intentando propagar.

Recuérdame que se la reenviemos a todos los editores que conozco.

PD: Maldito, innecesarias sus disculpas, ya sabe que esta en su inmunda casa.

Francis P. dijo...

Sí Hermano. Dedicado muy especialmente a los editores y críticos literarios.

Maldito: Entrométase usted cuanto sea preciso.

jerobibo dijo...

cojonudo post

maldito, ¿quién llevará el calzón rojo?

Panadero dijo...

Querido Paco,
muy interesantes todas las reflexiones que suscitas.
En cualquier campo del saber acaba siendo aburrido y poco operativo seguir los cauces ortodoxos.
Como no podía ser de otra manera, "Entre heterodoxos anda el juego".