Lógicamente, empezaré por el principio, descatando la curiosa contradicción en la que incurre Álex de la Iglesia con su nueva película. Minuto a minuto, a lo largo del metraje, el bilbaíno nos insiste en la debilidad de la lógica a la hora de explicar la realidad. Los fenómenos sociales, los fenómenos criminales, no se pueden explicar mediante cómodos razonamientos, porque la realidad es caótica y escurridiza.
Partiendo de tan buen planteamiento, no deja de llamar la atención que el cineasta estructure su película mediante una sucesión imparable de axiomas y razonamientos, alejándose en cada momento un poco más del verdadero misterio, intentando encorsetarlo en sus razones.
Las primeras veces que escuchamos estos soliloquios por parte de los dos investigadores nos sorprendemos; casi parecen personajes de Tarantino que, en lugar de hablar de hamburguesas o ropa, hablan de Descartes y Hume. Ocurrente. Pero cuando las diatribas se prolongan, vemos que el tono discursivo no va a acabar...
Por si alguno no hubiera captado la esencia del juego, veremos a los protagonistas intentando esclarecer el misterio mientras echan una partida al Cluedo.
Y es una lástima que una película tan bien fotografiada, que cuenta con ese sólido diseño de producción, que hace hincapié en la desmelenada estética freak, de tebeo, que tanto le gusta al director de Acción Mutante, se vea malograda por su mecanicismo, por su falta de humanidad. Y cuando uno sale del cine se sorprende haciendo estadísticas, estableciendo probabilidades; ¿cuántas semanas tendré que seguir viniendo al cine para encontrar algo que valga la pena?
5 comentarios:
Aún no he pasado por taquilla, pero leído lo leído, me lo tomaré con calma; y eso que esperaba el estreno con impaciencia porque:
- La novela de Martínez, que leí hace años -un texto que se ahoga, sofoca, asfixia en su propio artificio- podría convertirse fácilmente en uno de esos ejemplos en que la adaptación cinematográfica supera a su referente literario.
- Por Leonor Watling.
- Porque Alex necesitaba ampliar registro urgentemente para no caer en la autoparodia.
- Y todo eso a pesar del Frodo de los cojones a quién no soporto.
De modo que la opinión de Gepunto me descoloca aún más, como deben hacer los buenos analistas.
Biedma, y resto de galateos,
espero con mucha curiosidad vuestras opiniones sobre la película.
Pero el caso es que ayer nos juntamos ocho personas para verla, y todos salimos que ni fu, ni fa...
Me da la impresión que la película puede gustar más a los espectadores casuales que a los aficionados al género, porque sus claves en este sentido, son demasiado elementales...
qué pena, pq da la impresión de que en este caso medios ha habido
Pd.- yo tpco soporto al elija de los cojones, esos nombre impronunciables en cristiano me ponen de los nervios, tardé años en aprender a decir arnold suarzerbenguer y ahora proliferan estos capullos
Tíos, me dejáis roto.
Yo tenía fe ciega en Alex y estaba deseando encontrar el rato para ir a verla, pero ya no sé si esperarme al video-club.
Como nos fallen también Balagueró y Fresnadillo, no nos va a quedar más que el pelmazo del Aranda enseñandonos las tetas de la Paz Vega desde todos los ángulos posibles. ¡¡¡Qué cruz!!!
Aunque nada tengan que ver los cojones para comer trigo pero aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, os comento que el míercoles, 23 de enero, a las 19:00, se presenta en la librería de los Escarlatti "El caso del cadaver sonriente", último premio de novela "García Pavón" y la reedición de "Muerte en el Reality Show", una novela (gamberrada alimenticia más bien) corta de Lorenzo Silva, contando el acto con la presencia de sendos y ambos autores (que diría Javier Marías).
Más info en la web de los Escarlatti ( Aquín ).
Un abrazo.
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