jueves, 21 de febrero de 2008

Resident Evil en Cómics


Pensaba que estos pastiches solo ocurrían en el mundillo del cine y las versiones musicales de clásicos, pero no. También pasa con los cómics.


Resulta que hace unos diez años la norteamericana Wildstorm (entonces subsidiaria de Image Comics y ahora propiedad de DC), obtuvo la liciencia para hacer una serie de TBO's basada en el celebérrimo videojuego de CAPCOM que -estoy seguro- la mayoría de nosotros ha jugado o al menos ha visto cómo otros lo jugaban. Y quien no, seguro que conoce las pelis (alguna más decente que otra, aunque todas mediocres salvando algunos ratos de la primera). Bien, pues pese a contar en la nómima de esta producción con dibujantes de la talla de Jim Lee, Rafael Kayanan o Carlos D'Anda... Tipos extremadamente competentes que entonces comenzaban y que hoy son figuras en este negocio y por derecho propio, Wildstorm hizo uno de los pastiches más cutres, ilegibles y pedorros que yo haya tenido el disgusto de leer.


Justo lo mismo que cuando se coge un videojuego y se lleva al cine. Justo lo mismo que cuando el cine se hace videojuego. Justo lo mismo que suele ocurrir cuando la gente confunde los medios de expresión y el tocino con la velocidad.


Los culpables: Kris Oprisco y Ted Adams (hoy jefazos en Wildstorm, que sigue dedicada a esta cosa de obtener licencias para cómics de videojuegos y películas de éxito... lo que los guiris llaman "pin-ups"). Estos tipos -que demuestran en cada uno de los encuadres no haber leído muchos TBO's" y menos todavía haber jugado al Resident Evil- hicieron una tanda de guiones tan absolutamente nefastos que la publicación, que se pretendía larga, sólo llegó a alcanzar los cinco números. Tiempo después reincidieron tratando de resucitar el RE en cómic y volvieron a fracasar justamente en el punto de partida. Todo es una cuestión de concepto y habilidad narrativa. El concepto de estos cómics falla porque se limitan a reiterarte lo que ya se cuenta en los videojuegos (y anda que no se podían hacer otras cosas)... Y la habilidad narrativa es completamente nula porque no hay línea argumental, ni hilo conductor, ni orden, ni tienen al menos la habilidad necesaria para explotar el talento de sus dibujantes, ni hay concierto. Es como darle un lapicero a un chimpancé con la pretensión de que te escriba El Quijote.


En fin. Un desastre. Pero también por ello un perfecto ejemplo docente (alguien me dijo que de lo malo se aprende más que de lo bueno, y es una gran verdad).


Además, algo hay de salvable. Dado que estos cómics se concibieron en base a episodios cortos -incluyen tres o cuatro por número- hay algunos, pocos, que son rescatables de la debacle y que merecen el esfuerzo. Por ello, como los coleccionistas, los fanáticos, los obsesivo-compulsivos, los parafílicos del papel y los frikis (seleccione su opción) somos tan macarras que nos apuntamos incluso a los desastres y, para que os unáis a la juerga, os he puesto es link en el que os podéis descargar los cinco números enteritos y en castellano:




Y es interesante que aprovechéis la ocasión por que además son inencontrables, ergo tienen su valorcillo añadido. ¿Quién da más?


De nada, Hermanos, y ya me contáis.

2 comentarios:

Biedma dijo...

Querido, llevas razón: por impresentable que sea el producto, más impresentable somos nosotros; sí que en cuanto tenga algo de tiempo me los descago y los comentamos, aunque fiándome como me fío de tu opinión, a lo máximo que llegaremo será a desconojonarnos.

Abrazos.

Panadero dijo...

Paco,
tú no te andas con chiquitas, eh, que vas a escoger escatología fina, jejejej
Eso sí, y lo digo por experiencia, no veas qué placer cuando se encuentra una flor entre tanto fango. Como la película Santa Claus conquers the martians, que redime todos mis años, mis madrugadas, de visionados sospechosos.

Un abrazo.