viernes, 24 de octubre de 2008

Mr. Burton

Hoy tarde (por ayer), en la FNAC, Mr. Panadero ha defendido realmente bien a Mr. Burton.
Tan bien que casi nos convence a los burtonescépticos. Casi. Nos ha mostrado las virtudes inherentes a este muchachito raro, con pinta de haberse comido todas las collejas del instituto, y lo ha hecho con tanta eficacia que, creo, el propio Timmy, de haber estado presente, abría intentado abarcar a nuestro grandullón en un abrazo. De diez. Lo ha hecho tan sumamente fetén que casi me he encontrado autojustificando la aversión que me produce parte de su cinematografía -que no toda. Casi otra vez. Incluso me he atrevido a soltarle un par de andanadas -aún a riesgo de verme expulsado de la sala por un segurata con cara de perro- y Panadero, como buen Galateo, ha sabido responder a mi agresividad intelectual (siempre bienintencionada) con elegancia, soltura y saber estar. Lo cual, dicho sea de paso, no deja de motivar que me sienta muy agradecido de contar con su amistad. Uno siempre quiere ser amigo de quien hace las cosas bien.
Siempre al borde del casi. En el límite del asentimiento. Pero el casi, de tan eficazmente como nos lo ha hecho G., requiere explicaciones.
Tim Burton -y esta es mi queja principal- ha hecho un personaje de sí mismo. Se ha convertido en una parte más de sus películas, y una parte tan omnipresente y sobreactuada que a veces casi te molesta porque le ves más a él dirigiendo que a la propia película. No hay obra, hay sólo autor. Y el resultado de ello es, indudablemente, la artificiosidad. No me creo nada. No te crees nada. No nos creemos nada. Precisamente las mejores películas de Burton son aquellas en las que él decide quedarse tras la cámara, que es justo donde tiene que estar. Y cuando se deja guiar por este elemental sentido común que impone el oficio, le sale perfecto: "Ed Wood". Obra de arte incontestable.
Esa es la mágia de los grandes. De Ford, de Hitchcock o de Hawks: que es su cine el que habla por ellos y ellos nunca necesitan demostrarse en su cine. Están, pero no les ves. Qué fácil. Y qué difícil.
Tampoco le queda mal la cosa cuando decide que lo importante es el resultado estético ante y sobre todo. Ese expresionismo pasado por el colador de Flash Gordon, el cine de sesión contínua y los cómics de la Warren ("cuentos de la cripta" especialmente) que da como resultado sus magníficos filmes de animación o ese sensacional "Sleepy Hollow".
El problema es cuando aparece él con todo ese rollo del tipo incomprendido -supertaquillero, pero tristísimo- y le da por autoparodiarse. Porque entonces sale el Tim Burton que te cuenta esa misma historia repetida que te lleva contando veinte años y que se expresa en un principio de lo más elemental: "yo soy raro y me mola serlo, y el mundo no me comprende y me siento más sólo que la una". Una vez, "Bitelchus", vale. Dos, "Eduardo Manostijeras" rechina. Tres, "Big Fish", te mata. Cuatro "El planeta de los simios"... Tío, ahí te has colado porque la cosa no iba de eso.
Y cuando ya hace la parodia de la parodia y le sale "Mars Attacks", te revienta.
Es una pena. Si este señor abandonase esos delirios de adolescente autoimpositivo, madurase de una vez y se limitara a dirigir películas en lugar de querer salir en ellas... Coño, qué grande sería. Lo tiene todo -talento incluído- excepto cabeza. Claro que, dicho esto, igual cuando reciba el libro que tan magníficamente nos ha presentado G., igual se me rompe la barrera del casi y terminó por rendirme.
De momento, ya me siento rodeado.
Enhorabuena David. Has estado grande.

5 comentarios:

Biedma dijo...

Paco, hermano, en Burton, sabes que no estoy a tu lado pero tampoco justo enfrente:

- No soy incondicional de toda su obra pero sostengo que a su edad ya ha realizado el número suficiente de espléndidas y personalísimas pelis como para ser considerado uno de los más grandes autores del fantástico que ha dado la historia del cine.

- Esa artificiosidad de la que con tan buen tino hablas, ese empeño en mostrar su firma incluso por encima de los requerimientos de la historia está indudablemente ahí, como estaba -salvando los abismos- en cada película de Orson Welles. Autores de sí mismos contra autores objetivistas, vieja dialéctica.

- Te conozco lo suficiente para saber que, a pesar de tus reservas, estás contento de que en medio del planísimo panorama actual existan fulanos como Burton.

Abrazos.

PS: Enhorabuena a Panadero, que es muy grande; por eso procuro que presente mis novelas siempre que puedo.

Edgar Ducasse dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Edgar Ducasse dijo...

Paco,
Siento que el problema esencial con Tim Burton, es que los detractores (quizá como nos pasa a veces a los admiradores de su obra) no habéis encontrado otro cineasta contemporáneo dentro del fantástico que tenga el carisma, el sello inconfundible, el tirón en definitiva, que posee aún Burton. Ese creo que es el problema de Burton actualmente en una época en la que, bajo mi punto de vista, combina obras muy estimables ("La novia cadáver") e incluso absolutamente geniales ("Big fish") con otros filmes más de catálogo de los que se pueden aprovechar muchas cosas, pero que te deja esa sensación de déja vu tan marcada e instantánea.
Ese es el problema y de los que, ya digo, se mueven alrededor, que todavía no ha llegado nadie que le trate en la pantalla de tú a tú y le pueda sacar de ese ensimismamiento que corre el peligro de enturbiarle su carrera, dejando aparte filmes como James y El Melocotón Gigante o A Series of Unfortunate Events, la de Lemony Snicket's, que son películas muy puntuales que nacen a rebufo de la estética Burton y de parte de su imaginario, pero que no muestran detrás a directores con la suficiente personalida y el suficiente genio para plantear una alternativa seria.
O quizá esa alternativa exista y no lo sepamos, o de la que yo al menos no sea consciente.

Panadero dijo...

Lo primero que he de decir es que me entusiasma presentar a Biedma. Por la presentación y por la farra que viene después. Ya me gustaría poder verle más a menudo...
Y estoy de acuerdo en lo que dicen Biedma y Edgardo (que no Ed Wardo): es muy fácil agarrarse a los defectos de Burton, que los tiene, para criticar su carrera. Y es obvio que Burton, como los grandes autores, tiende a repetirse: precisamente porque tiene un mundo propio. A su vez, Tim Burton se ha convertido en un personaje mediático, por esa razón se siente obligado -está obligado- a complacer a sus fans.
Sin embargo, pensemos en otros realizadores sobresalientes de cine fantástico, como Dario Argento y Mario Bava, que acabaron parodiándose a sí mismo, o incluso entre ellos.
O acordémonos de la serie Masters of Horrors, donde realizadores muy interesantes como Joe Dante o John Carpenter muestran una cierta decadencia...
O, en otro orden muy distinto, ¿acaso no resultan decadentes, cuando menos algo tristes, las últimas películas de Billy Wilder, como En bandeja de plata?
No caigamos en defender con uñas y dientes a Burton, pero tampoco quitemos importancia a películas suyas tan estimables como Bitelchús, Eduardo Manostijeras o Batman Vuelve.

Querido Patillas, cambiemos el lema de "Más Platón y menos Prozac" por el de "Más Tim Burton y menos Kierkegaard":-)

Paula dijo...

Cuando voy a ver una película de Tim Burton lo hago precisamente para entrar en su mundo. Y sí, sigue una línea reiterativa. Pero a veces sorprende. Cuando me imagino el rodaje de Mars Atack veo a Burton descojonarse y disfrutar. ¿No es ese el mejor trabajo del mundo? No es una buena película, pero es extraña y suavemente macabra.
Admiro a las personas que son capaces de crear. Os admiro.
Y Panadero habló, con diamantes en los dedos, un disfraz de Polifemo y un tambor.