miércoles, 12 de marzo de 2008

El Caso de la Viuda Negra: ¡¡¡¡Viva los Románticos!!!!

Una novela que me ha gustado sin paliativos la última de Jero Tristante.

Está bien desarrollada, es ágil, el estilo y el ritmo son muy buenos y se percibe que un Tristante muy profesional tiene muy trabajados tanto los personajes como las situaciones, cosa que le honra. Y no son moco de pavo estos piropos cuando vienen de parte de un tipo –servidor- al que la novela de intriga, por definición, nunca le ha gustado en exceso. Raramente me cogeréis leyendo a Agatha Christie, Conan Doyle o la Patricia Highsmith (por poner ejemplos excelsos) porque siempre me ha parecido un tipo literario adolescente y algo tramposo. No obstante la novela de Jerónimo Tristante es adulta y sincera precisamente porque no trata de transgredir las normas más clásicas del género y tampoco recurre a juegos de manos artificiosos. Bravo.

Hay no pocas pinceladas de culturilla que el autor introduce aquí y allá, que son ciertamente oportunas y no molestan. De hecho, la pericia del escritor las hace parecer incluso necesarias y perentorias. Tristante tiene buen cuidado de no ser o parecer pedante, lo cual se agradece en estas historias ambientadas en tiempos pretéritos que muchos utilizan como pretexto para demostrarnos a los pobres mortales cuánto saben, cuánto han investigado y cuánto nos han dejado de contar. Es un gusto encontrarse con una novela que te enseña cosas con buen gusto, sin tratar de aleccionarte. Que te muestra pero no te demuestra. Sobre todo en un tiempo como el que vivimos, en el que parece que muchos autores escriben para gustarse a sí mismos y con total independencia del punto de vista del lector.

Lamentablemente, como es de imaginar, no se puede avanzar gran cosa de la historia en sí pues no haríamos otra cosa que traicionarla. Lo cierto es que la nueva aventura del inspector Víctor Ros está repleta de giros, guiños, tramas y subtramas que se tejen y entretejen sin solución de continuidad, componiendo un mosaico que –como es de rigor en estos casos- sólo irá tomando forma a medida que vayamos avanzando en la lectura. Todo comienza con un duelo a pistola celebrado cincuenta años antes de que sucedan los acontecimientos que involucrarán al inspector Ros y sus colaboradores habituales… Y la cosa, en plan “tour de force” de manual, ya no para hasta estallar en un final coral, folletinesco, que redondea la forma y el fondo del relato a las mil maravillas y que nos lleva a pensar por un instante que nos enfrentamos a un relato romántico salido de la pluma de un Alejandro Dumas.

En conclusión. Excelente novela de entretenimiento que riza el rizo de la precedente Casa Aranda y eleva al personaje insignia de Tristante un peldaño más… Esperaremos con impaciencia la tercera de Ros –tiene que haberla.

[Hermanos, perdonad que no ponga la portada, pero es que el blog no me deja... Sorry]

1 comentario:

El maldito escritor (que no el escritor maldito) dijo...

Yo hace una semana que terminé de leerla y estoy totalmente de acuerdo con Paco. La evolución de trama, personajes y planteamientos desde La casa Aranda es excepcional. A Jerónimo se le nota cada vez más el oficio (dicho sea sin ánimo peyorativo, todo lo contrario).

Deseando estoy que salga la próxima. :-)

Abrazos,
Maldito

PS. Panadero, ayer acabé Prótesis de Andreu Martín y aún estoy flipándolo. No me extraña que te guste y que la rindas homenaje con tu revista. Es la HOSTIA. Yo, de mayor, quiero escribir así. :-)