miércoles, 2 de julio de 2008

Mi amiguito verde



Vale. A un servidor este buen hombre, émulo perfecto del portero de la discoteca de al lado, mucho músculo y poco cerebro, le ha producido siempre una gran ternura. Es eso que decía mi abuela de que no se le pueden pedir peras al olmo o, lo que es lo mismo, que cuando uno es un burro, pues lo es y no hay más que hablar.
Pero Hulk es un burro con razón. Es un pobre tipo al que todo el mundo le toca los cojones porque no es normal: es grande, es verde, es berzotas y además es un patoso. Cuatro motivos de peso para que todo quisque se crea con derecho a ametrallarle, bombardearle, insultarle y masacrarle... Y él, claro, como que se mosquea. Esta es la gracia del asunto. Al final resulta que a quien le darías un buen par de hostias con sumo gusto es al tal Trueno Ross. Por facha, por borde, por obsesivo-compulsivo y porque te termina cayendo como una patada en los huevos.
¿Y Banner? ¿Qué hay del listillo que se esconde tras los berridos de Hulk? Pues mirad, pasa que Banner es un secundario. Es el típico personaje devorado por su alter ego. Cuando Stan Lee y Jack Kirby crearon esta parodia de Jeckyll y Hyde pretendían componer un drama en el más puro estilo Stevenson sin comprender que Hulk era demasiado burro, muy sobreactuado y terriblemente descompensado con respecto al tal Banner. Tanto que al final lo que estás deseando es que ese tipejo enclenque, empollón y normalito se cabreé y desaparezca de la escena. Su drama no te interesa porque lo que mola es el tiparraco verde que mastica tanques y chafa marines americanos con el pulgar.
Esto es lo que nunca comprendió Ang Lee cuando hizo aquel bodrio de película larga, tremebunda, en la que Hulk tardaba casi una hora en aparecer y en la que el espectador acababa hasta el gorro de las neuras de Eric Bana... Que no Ang, que no lo entendiste. Que lo que queríamos ver era al borrico verde deglutiendo helicópteros y no tu parodia de la insoportable levedad del ser. Es precisamente por eso que el nuevo Hulk de Leterrier está mucho mejor. Porque hay mucho verde y Eric Norton estorba poco. Los críticos -que nunca se enteran ni del NODO- dijeron que el público no supo discernir las intenciones de Ang Lee, pero el problema, y es de lo que no se enteró Lee, es que con un personaje como Hulk entre manos sobra toda intención porque huele a pretenciosidad.
No me extraña que el bueno de Norton se haya mosqueado con el resultado final de la película. Es listo y se ha dado cuenta de que él allí no pinta nada de nada, y de que Banner es un sujeto al servicio del bobalicón gigante. Ese mal necesario que sale entre catacrac y ka-boom cuya única finalidad es la de darle un hilo conductor a la historia, porque algo de argumento hay que ponerle al tema.
Por eso mola este Hulk de Leterrier... porque es el de verdad. El que te esperas y el que quieres ver. Bueno, por eso y porque también está mejor hecho que el modelo de plastilina verde chillón que los de la informática le plantaron a Ang Lee, que ni en eso anduvo fino.
También por Tim Roth, que es el malo perfecto (pobre) y porque William Hurt es justo lo que tiene que ser: ese tal Trueno Ross al que con sumo gusto le partirías la cabeza.

5 comentarios:

Panadero dijo...

Estoy con Paco,
siempre me gustó Hulk. Cómo no sentirse identificado con él.
No pasa lo mismo con ese niño pera al que llaman Spiderman, siempre dando plantones a su novia, siempre llegando al trabajo, dejando a medias todas sus obligaciones. ¿Pero qué se cree ese bandarra?

Francis P. dijo...

Sip. Y además es un "jodio" llorón.

Biedma dijo...

¡Pero qué sensibles son mis hermanos!

Si destripara alguna monja y le reventara los sesos a dos o tres recién nacidos casi podríamos nombrar a este chavalillo verde galateo honorario.

PS: Por cierto entiendo que cuando decís Hulk os referís a La Masa, ¿verdad?

Francis P. dijo...

Lo de La Masa es una coña marinera que se sacaron de la manga los de Vertice cuando empezaron a editarlo en España allá por los tiernos 70's del Cuéntame. En realidad, la palabra Hulk significa literalmente "armatoste"... Vamos, referido a personas, un tío burro, bruto y bodoque (intraducible). Me da a mí que los de Vértice -cuyos traductores además eran en su mayoría argentinos- no encontraron forma de volcar el sentido del nombre a nuestro idioma y se inventaron eso de "La Masa"... Que yo nunca lo entendí mucho, pues una masa como que no era el muchachote éste.

Y me callo, que con este rollazo cultureta estoy quedando de un pedante como para darme un par de hostias. Amen.

Biedma dijo...

Paco, querido, lo de Masa podrá ser menos o más correcto, pero te aseguro para mí tiene más significado -además de resonancias sentimentales, al igual que Dan Defensor- que la terminología anglo que nos imponen.

Lo de armatoste me hubiera valido.

¿Pero Hulk? ¿Qué es eso de Hulk?

Ya sé algún día me despertaré viviendo en Arkansas, pero no será así mientras pueda evitarlo.