Pues sí. Qué día más triste.
Resulta que esta tarde me acerco a comprar el último número de "Los Muertos Vivientes" (Kirkman), y me encuentro con que han cerrado la tienda de cómics del barrio. "Invernalia". Un sitio que era muy majo, acogedor, coqueto, en el que lo solían tener casi todo, en el que los dependientes eran gente simpática y comprometida con todos los friquis que pasábamos por allí, y en la que incluso había un club de rol para los muy desesperados que organizaba competiciones gordas. Yo no soy rolero, pero me cae simpático -por incomprendido- todo ese personal que se lo juega todo en una tirada de dados o al volver una carta.
La crisis la mató.
A mí ya me pareció raro el enorme montón de material en liquidación que tenían en el rincón de ofertas la última vez que pasé por allí, pero no le dí mucha importancia al caso. Al fin y al cabo, esta clase de negocios pequeños, en plan vecinal, viven casi más de lo que ofertan y liquidan que de las novedades editoriales. Pero no creí que la cosa fuera tan lejos. Nada hacía presagiar el desastre... En fin, Hermanos todos, que me he llevado un disgusto de tres pares de pelotas al toparme con la realidad de las cosas. Los pequeños mueren. Los grandes se forran. Los clientes somos tan tontos que preferimos que nos avasalle la cajera malencarada de un centro comercial a encontrarnos con la sonrisa de la gente que nos conoce, nos da charla, y encima nos vende lo mismo que el dinosaurio. A esta gente que hace comunidad y que llena de vida las calles es a la que tenía que ayudar el erario público y no a los putos bancos de los cojones que, en lo que a mí respecta, podían reventar mañana por cabrones, por usureros y por pretender el absurdo de hipotecar la realidad entera y verdadera.
"Invernalia" querida, donde pasé grandes tardes rebuscando en los estantes entre charla y charla, descansa en paz. Y no tengo donde ir... Escarlati, o amplias la sección de cómics, o me veo engullido por el diplodocus (te juro que soy capaz de retractarme, incluso, de la balarrasada del coche).
4 comentarios:
Ahora, ahora... Ahora invocamos al Escarlatti, ¿eh?... Cómo nos acordamos de Santa Barbara cuando truena (juas juas juas juas).
Una putada lo de Invernalia. Mi más sentido pésame.
Abrazos,
Maldito
También yo te ecompaño en el sentimiento, Paco; como por mi barrio no hay tienda de estas características -en Sevilla hay tres mal contadas-, lo que sí hay son bares a punta de pala, que también tienen su papel cultural, enfocado fundamentalmente a la mierda del fútbol y a la semana santa de mierda, y esos no quiebran nunca.
Es una lástima que desaparezcan sitios así.
Si alguien no hubiera conocido el ambiente de esas librerías, le recomiendo que vea la película Clerks.
Se parece bastante:-)
gran post paco, real como la vida misma, y recine mis más sentido pésame por todas esas que se van pa siempre
mierda vida
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