Importante el chasco que me he llevado con la segunda parte de REC queridos. Siempre se ha dicho que segundas partes nunca fueron buenas y en pocos casos se cumple con tanto rigor como en éste. Muy digna de factura, como acostumbran Balagueró y Plaza, ocurre que la película te gustará mucho si no has visto la primera, pero te hará poco gracia si -como me sucedió a mí- la otra te pareció maravillosa. Y es que hay problemas irresolubles que no se pueden obviar o paliar:
1. Argumentalmente la película ofrece un giro copernicano que permite generar en torno a lo que ocurre una trama -cierto que poco densa- que le de a aquello un hilo conductor y permita al espectador centar y comprender lo que ocurre en la pantalla y por qué. El problema es que era innecesario y el giro (que no puedo explicar para no destripar la cinta) no sólo es irrelevante sino que termina haciendo daño al conjunto. Lo otro, lo de los zombis "pelaos y mondaos" era mejor y molestaba menos. Además, a la chiquilla de la primera parte ya la mataron y no hacía falta resucitarla absolutamente para nada.
2. Fastidia la escasa documentación que resta credibilidad al cotarro. Así por ejemplo: un grupo de los GEO no entraría en una casa en cuarentena y para afrontar una crisis tan seria de esa manera. Cuatro gatos con lo justo sin un plan ni un propósito claro. Ni en un millón de años. Y por supuesto, asegurarían las plantas antes de ir accediendo al ático. Y luego ocurre algo terrible: se pasan media película comportandose como niñatos histéricos y descerebrados. Más que de operaciones especiales parecen de operaciones subnormales y te pasas media película deseando meterles un par de hostias por imbéciles (por cierto, el actor que hace de jefe del comando es de lo menos creíble que he visto en una pantalla de cine en mucho tiempo). Balagueró y Cia la fastidian en este asunto sin remisión.
3. Como no hay programa de TV ni "reality" que valga, lo que se hace es generar una estética de videojuego -pantallas superpuestas, rollo tirador en primera persona y tal- que a veces resulta bastante ramplón y reiterativo. Y como además la cosa ya no te sorprende porque sabes de qué va la película y además estás harto de jugar al Resident Evil o al Doom, el asunto queda reiterativo, y muy poco original. La frescura de la primera parte, como consecuencia, ha desaparecido por completo para verse reemplaza por la enésima versión del shot'em up de turno.
4. A ráfagas, sobre todo cuando salen los monstruitos perversos galopando por los techos y conductos de ventilación, la película recuerda mucho muchísimo a Darkness. Pero da bastante menos miedo. Y eso es malo, muy malo. Por no dar, no da ni sustos... Y eso es peor todavía porque deja al montador en bastante mal lugar.
5. Al no haber sorpresa estética ni lenguaje nuevo se recurre a un truco tan burdo como antiguo: mucha sangre, mucha víscera y mucho latex. Esto acentúa la idea del videojuego ramplón porque además, a estas alturas, estas cosas a uno le van impresionando bastante poco. Gore justito.
Como resultado final del cóctel, tenemos una peli que va a hacer pasta a mansalva -cosa buena-, pero que no está ni a trescientos años luz de la originalidad y calidad de la primera. Sólo espero que tengan el suficiente sentido común como para no hacer una tercera parte que termine de aniquilar la leyenda. Hay menos trabajo detrás de REC 2, menos esfuerzo creativo, menos planificación y demasiada sed de dinero. Y lo malo es que se nota mucho y por eso mismo decepciona al fanático de la primera parte. No obstante, como soy un coleccionista convencido (amén de tipo contradictorio) y me sigue pareciendo de lo mejor que se ha rodado este año en España, también me compraré el DVD.
Entretenida, pasable, bien realizada... Y nada más. Una lástima.