Hermanos Galateos,
ayer volví de León, donde se ha celebrado, con mucho éxito, el I Congreso Internacional de Ficción Criminal.
Ha sido un placer coincidir allí con filólogos, estudiosos y profesores de todas partes: norteamericanos, europeos, latinoamericanos... Todos juntos para aportar cada uno su granito de arena a la ficción criminal. Y desde luego, el encuentro con personas de orígenes tan dispares ha ayudado a dar una visión mucho más rica y poliédrica de la novela negra respecto a la que ya teníamos.
Además, ha sido curioso el ambiente que allí se formó. Muchos colegas del ámbito académico me comentaron que no se trataba del ambiente típico, encorbatado, protocolario, de otros eventos parecidos a éste. Aquí la gente se soltó la melena, y la diversión acabó por resultar contagiosa.
Ya el primer día, ponencias como las de Raúl Argemí o Ángel de la Calle dieron todas las pistas: se estudió la novela negra y policiaca con seriedad y a la vez con mucho humor, humor un pelín faltón, por supuesto.
Calculo, a ojo de buen cubero, que éramos unos cincuenta los que participamos con ponencias y comunicaciones, y la verdad, no quedó una aguja por remover: el papel de las minorías étnicas en la actual novela negra norteamericana; el neopolicial latinoamericano en Chile; el tratamiento de la homosexualidad en el género; monografías dedicadas a autores como Patricia Highsmith, Leonardo Padura o Díaz Eterovic... O la ponencia que protagonizó Alejandro Gallo, centrada en la metodología empleada en la ficción criminal. No os figuráis lo que dio de sí eso del paradigma y el nuevo paradigma, aplicado a situaciones cotidianas. Alejandro nos ayudó a percibir con mayor exactitud el andamiaje intelectual de muchas de las investigaciones que nos gusta leer.
Tampoco nos olvidemos del cine negro, ampliamente estudiado en este congreso. El catedrático Enric Sulla nos dio una lección maestra de cine negro norteamericano, centrándose en clásicos como Perversidad o Con las horas contadas, demostrando aquel viejo dicho de que el crimen no compensa.
Por mi parte fue un placer poder dar la conferencia de clausura, y no dejé de dar las gracias públicamente a María José Álvarez por haber organizado el Congreso. Como ya sabéis, mi especialidad es la novela negra española, de manera que diserté sobre ello, aprisa, apurando el tiempo, porque allá, fuera, nos esperaba un autobús que nos llevó a una bodega, en la que cenamos, donde siguió la fiesta...
2 comentarios:
Panadero, bribón, vives mejor que quieres. Lo de la bodega me ha dejado tocado...
Seguro que lo hiciste de muerte. Dudo que haya mucha gente por ahí suelta que sepa de novela negra española lo que usía.
Muchas gracias Paco.
Tú que eres profesor, ya te conoces el truco. Me puse seriote, a disertar, y pude ver cómo la gente se ponía a tomar apuntes. En serio.
Y ya en la bodega les recité los sonetos sadomasoquistas, el nº1 y el nº2.
Estuvo bastante bien.
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